Un ambicioso
proyecto que busca consolidar un gran corredor biológico
desde México hasta Argentina puede convertirse en
la salvación del jaguar, el felino más grande del continente
y que se encuentra en peligro de extinción.
El proyecto es impulsado por la organización no gubernamental Panthera,
que se dedica a proteger a los felinos salvajes en el mundo y que esta semana
firmó con el Gobierno de Costa Rica un convenio para amparar el corredor
biológico que atraviesa este país.
El coordinador de Panthera para Mesoamérica,
el biólogo Roberto Salom, declaró que la organización ya firmó el convenio con
Colombia, Honduras, Costa Rica, y que está cerca de hacerlo con Nicaragua, Panamá y Belice.
El objetivo, dijo Salom, es conectar los bosques de los 18 países
latinoamericanos donde habita el jaguar para que las poblaciones del felino
entren en contacto, haya intercambio genético y se garantice así su salud,
reproducción y supervivencia.
"La iniciativa trata de conectar las poblaciones del jaguar desde
México hasta Argentina. Hemos identificado núcleos de población saludables y el
reto es cómo lograr una conectividad de los jaguares de una población a otra a
través de corredores biológicos", comentó Salom.
"El jaguar ha perdido más del 50% de su territorio original, pero los
estudios en genética que hemos hecho nos han dado una luz de que todavía se
mantiene una conectividad entre los jaguares de México y Argentina, a pesar de
que en muchos países la cantidad de bosque ha disminuido", expresó.
El biólogo explicó que en México y Guatemala la organización
apoya a científicos locales, mientras en el resto de países de Centroamérica
Panthera tiene activos programas para la conservación del jaguar, con excepción
de El Salvador donde, dijo, el felino se ha extinguido.
"A veces la gente oye hablar de extinción y piensa en cien o mil años,
pero es algo que ya está ocurriendo con el jaguar en algunos lugares",
afirmó Salom, quien dijo que en Latinoamérica aún hay una población
"importante" de esta especie, aunque no está cuantificada.
El ingreso del ser humano al hábitat del jaguar es una de las principales
amenazas para la supervivencia del felino, a la que se une la deforestación y
la cacería, incluso la de sus principales presas, como los venados, cerdos
salvajes y otros mamíferos.
El corredor biológico latinoamericano está acompañado por programas
específicos como educación a los ganaderos y agricultores para que sepan como
actuar en caso de que un jaguar o un puma ataque a sus animales o cultivos,
cosa que sucede con frecuencia debido a la invasión humana al territorio
natural de los grandes felinos.
Otra de las iniciativas de Panthera es efectuar un estudio genético del jaguar en Costa Rica por
medio de la recogida de heces o tejido con la ayuda de un perro
entrenado específicamente para hallar las excretas y que ha sido bautizado como
"Google" por su gran habilidad de búsqueda.
Este estudio es efectuado en conjunto con el Museo de Historia Natural de
Nueva York y la escuela de Biología de la estatal Universidad de Costa Rica, y
sus resultados estarán listos este año, dijo Salom.
"En las heces quedan células del intestino y de ahí podemos extraer el
ADN y estudiar cómo está la población, si está muy saludable o si existe mucha endogamia", explicó
el investigador.
Aunque no hay un dato preciso, el biólogo dijo que tomando en cuenta algunos
censos, la población de jaguares en Costa Rica podría alcanzar entre 400 y 700
ejemplares, aunque reconoció que es un dato poco preciso.
El convenio firmado esta semana con el Gobierno de Costa Rica pretende
consolidar la colaboración y crear un marco de trabajo y una estrategia
específica de conservación que se espera replicar en los demás países de la
región para la protección del felino más grande de América.